CASTELLÀ: Utopía y distopía pandémica

¿Consideras que el virus es un ejemplo de utopía o de distopía? ¿Por qué? ¿Crees que puede desembocar de una forma opuesta?

-Yo creo que el virus a día de hoy es utópico, ya que de momento la humanidad sabe controlar la enfermedad con las medidas de seguridad, las vacunas, las mascarillas etc... Si seguimos así el COVID dejará de existir en nuestras mentes y a lo mejor no tendremos que usar mascarilla y volveremos a ser más libres y más felices que antes. Yo creo que la pandemia no puede desembocar de forma opuesta, porque la mayoría de personas estamos haciendo caso de todas las medidas de seguridad.


LA ENFERMEDAD QUE NOS SALVÓ:

    Había una vez, un mundo en el que iba a haber un apocalipsis.

    Toda la humanidad estaba muy afectada por ese acontecimiento, la población no sabía cuando iba a suceder todo eso, pero ya estaba muy afectada por ese acontecimiento, la población no sabía cuando iba a suceder todo eso, pero ya estaban avisados desde el Gobierno. Toda la población estaba preparándose y armándose hasta los dientes, eran listos; también reforzaron sus casas con búnkers hechos a medida.

 Además cada casa tenía su hipótesis de lo que iba a suceder, algunos decían que serían zombies, otros que serían extraterrestres, pero yo decía que todo era mentira y que lo que iba a venir serían gigantes. Que queréis que os diga, tenía doce años, no sabía mucho de la vida, pero bueno sigamos. 

Primero me voy a presentar, me llamo Juan Alberto, pero mi familia me llama Juanillo. En ese año mis padres estaban muy nerviosos, no sabían si íbamos a sobrevivir a esta catástrofe pero yo les contaba chistes para tranquilizarles y para que no pensaran siempre en eso. Estuvieron construyendo el búnker durante dos meses y ya casi lo tenían terminado. Nosotros creíamos que el final ya se acercaba pero yo estaba demasiado tranquilo, no era consciente de lo que podría haber pasado en esos años, seguramente si no hubiera sido por el COVID-19 todos estaríamos muertos, ya que el coronavirus, un virus que al principio pensábamos que sería malo y nos mataría al final, nos acabó salvando a nosotros y a toda la humanidad. Antes de que supiéramos que el COVID-19 nos salvaría, este empezó a infectar a gente, algunos morían ya que provocaba un tipo de enfermedad muy grave. Cada mes iba avanzando, iba infectando desde los más mayores hasta llegar a los más jóvenes. Toda mi familia ya había pasado la enfermedad, excepto yo, aunque estaba tranquilo, me faltaba poco para que me infectara y superarlo sin problemas, ya que, si lo habían pasado mis padres que son mayores que yo, porque me va a matar a mi, ¿no se supone que solo mata a las personas mayores? 

    El día llegó, me encontraba mal, tenía fiebre, dolor de cabeza, eso quería decir que ya me había infectado, pero en una semana ya estaba como nuevo, estaba muy feliz porque no me mató. Toda la humanidad pensaba que el coronavirus era malo, pero no, porque nos hizo inmunes contra el apocalipsis que venía sobre nosotros. 

Los días se nos hacían eternos, pero el día que llegó fue un 13 de enero del 2020, era por la tarde un día muy soleado que de repente se transformó en nublado. A todos nos extrañó, como cada tarde cenábamos y vivíamos casi todo el tiempo en el búnker, por si nos pillaba desprevenidos. Ese día, efectivamente, nos pilló despistados, y aunque estábamos fuera de casa, estábamos bastante cerca. Todos empezaron a correr hacia sus casas muy asustados, cuando llegamos, fuimos directos al pequeño búnker, nos encerramos ahí y nos quedamos mirando por una ventada blindada que había. No veíamos nada. Estuvimos horas y horas mirando, pero nada, era como un desierto, no había ninguna alma por la calle. Estuvimos encerrados en el búnker durante dos días hasta que los científicos y el Gobierno nos avisaron de que una persona de cada familia podía salir a la calle por primera vez. Primero salió mi padre porque no quería que ni yo ni mi madre salieran hasta que él volviera para decirnos que se encontraba bien. Mi padre salió, nos contó que vio a muchos científicos cogiendo pruebas del suelo ¡¡¡Se habían caído fragmentos desconocidos del cielo!!!

    Después entendimos que todo era gracias al coronavirus, después de que nos infectaran nos dio una inmunidad para siempre contra los apocalipsis, y contra esos fragmentos que tenían radiación.

Oscar G.S


VALERIA CONTRA LAS FUERZAS DEL SARSCOV-2

    Érase una vez, una chica hermosa llamada Valeria. Ella vivía en un planeta llamado SarsCov-2, un planeta infectado por un virus llamado igual que el planeta ya mencionado. Las personas que vivían en este planeta generalmente eran inmigrantes del planeta tierra, un planeta maltratado y ya inservible para los humanos debido a la contaminación y las personas que proceden de este planeta contaminando deben inyectarse una vacuna para deshacerse de la gran parte de residuos contaminantes que quedaron en su cuerpo a causa de la contaminación de la tierra, si estos no se la ponen, no serán aceptados en la sociedad.

    Valeria es una de esas pocas personas inmigrantes de la tierra que aún no se había vacunado con el suero y tampoco tenia intención de hacerlo ya que no tenía una cantidad muy grande de contaminación en su cuerpo como para vacunarse así que decidió no hacerlo. Toda la gente que rodeaba a nuestra bella protagonista, vecinos, amigos e incluso familiares, la discriminaban por no estar vacunada, y ya estaba bastante harta. Así que, un día Valeria se encontró a un anciano en una esquina de una calle pidiendo dinero y con un baso de papel en su mano, a ella le dio lástima así que decidió darle unas moneditas que le sobraron de la compra.

Cuando se acercó a darle dinero al anciano, este le tomó de la muñeca y le dijo: 

-¡Joven! ¡ Le he estado buscando desde hace dos año!

-¿Qué? ¿A mi? -respondió extrañada.

-¡Sí! !Justamente a usted señorita! Necesito que se reúna conmigo esta media noche en este mismo lugar, ¡Esto podría cambiar el planeta ! 

La chica al principio pensaba que el anciano estaba loco, pero decidió hacerle caso simplemente porque le dio curiosidad que podría ocurrir. Llegada la media noche, Valeria se reunió con el anciano.

-Bueno, esto puede sonar muy loco pero se lo que está tramando el gobierno de este planeta, porque yo fuí parte de el una vez. La contaminación que la gente del planeta tierra tiene en su cuerpo, no les afecta en lo absoluta a su salud, lo que pretenden con esa vacuna es poco a poco ir controlándonos y convertirnos en sus esclavos. Y necesito tu ayuda para acabar con esta tragedia.

A todo esto, nuestra querida protagonista Valeria aceptó adentrarse en esta  inesperada aventura. Ella junto a un pequeño grupo de personas más y el misterioso anciano, el cual ahora sería su maestro, llevaran a cabo un brillante plan para plantar cara al gobierno del planeta SarsCov y destrozar sus malvados planes.

¿Este podria ser el comienzo de una nueva y bonita era o tal vez de una serie de tragedias y horrores para este extraño planeta? Tal vez nunca lo sabremos, a no ser que tu curiosidad haya sido contaminada por esta curiosa aventura.

Merche


    Todo empezó al acabar el siglo XX. La tierra estaba devastada y los humanos al borde de la extinción. Entonces los países más poderosos de ese entonces se aliaron para formar un lugar para asegurar la existencia humana. Bajo un cielo de cristal se hallaba este lugar, le llamaban el paraíso, contaba con los recursos necesarios para la supervivencia, de la forma más cómoda posible, de sus residentes. Era el mayor sueño del ser humano. Vivir sin preocupaciones.

    Este lugar de aspecto pulcro e ideal hace poco se volvió un caos. Esto pasó cuando un capitán al mando de una investigación en el exterior apareció muerto en la entrada principal de este lugar. Su muerte causó mucho revuelo, ya que su muerte era un misterio. Después de una semana de investigación se supo. Al parecer fue a causa de un virus del cual se hallaban sus restos y objetos que le pertenecían. Poco después de saber esto, hubo más muertes, en diferentes lugares de aquí. Una señora, un niño, entre otros.

Las calles se habían quedado vacías, esto me recordaba a algo, la gente de vez en cuando salía y no lo entendía.

Mi función era simple, matar a todas las personas malas. Aquel capitán solo lo hacía por la fama, la señora recién jubilada solo iba tras personas con dinero, y el niño de entre 8 y 9 años, sus padres lo habían consentido mucho y se volvería avaricioso.

Por más que traten de idealizar su triste mundo siempre estaré ahí para recordarles que nunca habrá paz suficiente.

Tardé en aparecer, pero ellos no tardaron en detectarme, la última vez fui COVID-19, no tengo ni idea como me llamarán ahora, y esta vez no me iré tan rápido.

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